Cualquier encuentro conlleva en sí una despedida; definitiva o no, depende muchas veces de nosotros, del poso, dulce o amargo, que ese encuentro nos haya dejado bajo la piel; de la necesidad, por tanto, que tengamos de repetirlo o pasar página. Y siempre más muestra esa necesidad del otro aún no saciada, ese deseo de explorar más en los tesoros que aguardan, en todas esas palabras que pululan por el aire a la espera de echar raíces. Cada uno de los versos de este poemario pretende, desde la humildad de lo efímero, acortar distancias, eliminar errores puramente geográficos, allanar los caminos de un más que no admite recortes.
Este poemario, queridos lectores, es ante todo el encuentro de uno mismo a través del amor, de ese ir más allá de nuestros propios miedos y creencias, dejando el corazón y el pensamiento libres, para llegar hasta allí donde se desea. Dejemos, pues, que la poesía hable; volemos juntos, si queréis, leyendo; hagamos realidad, cada día un poco más los sueños y, sin despedirnos todavía, no escatimemos las muestras de cariño, los besos; los besos… Y SIEMPRE MÁS.