Goteo
es la constancia viva que vive tejida en nosotros, lenta y tenaz.
Como el valiente resuello que siempre está
y no agradeces porque no eres consciente
de su capricho hacia ti
pa’ que sigas con aliento a diario.
Como el agua,
cuando escasea y aunque sea a gotas, quiere estar.
Como el sol, que siempre asoma.
Como las noches, que llegan solas.
Como el pecho, late sin pedirle uno, otro y otro más
a cada instante,
avisando que estamos vivos y no le hacemos caso.
A Goteo palpitan las constancias
de todo lo que tenemos desde que nacemos
y no contemplamos despacio, tal milagro.
El viento que no se ve, pero sabemos cuándo llega.
También la primavera, que cambia de manto el campo
cada vez que viene,
año tras año.
Goteo
es el regalo que al nacer
deberíamos de entender, de otra manera.
Como cuando te dicen “te quiero”
y sabes que es verdad.